El pasado mes de marzo, en la fiesta de San José, el Papa Francisco nos regalaba un texto titulado: “Alegraos y Regocijaos”; este texto tenía como objetivo hacer un llamado a vivir la santidad en el mundo actual. En mi opinión, este es un texto imprescindible para todo creyente; y también, muy recomendable para toda persona, por la visión positiva y optimista que transmite sobre la condición humana.
Me gustaría compartir con vosotros una de las frases de este documento:
“…sólo se trata de encontrar una forma más perfecta de hacer lo que ya hacemos: ‘Hay inspiraciones que tienden solamente a una extraordinaria perfección de los ejercicios ordinarios de la vida diaria’ (San Francisco de Sales)” (Alegraos y Regocijaos, nº 17).
La novedad de estas palabras está en mostrarnos que también son un modelo para nosotros aquellos que han vivido su vida “ordinaria” con extraordinaria perfección: como padres/madres de familia, como profesores, como médicos… en cualquier edad, profesión o condición. No solamente son “santos” aquellos que han hecho cosas extraordinarias o muy llamativas.
Estas palabras me han recordado mis primeras experiencias entre el pueblo indígena misquito, en Honduras. Una de las características que pude valorar en su cultura y forma de vivir era la importancia que tenía el buscar bien de la “comunidad”, el pueblo, el grupo familiar amplio… por encima del progreso del individuo. Nosotros tendemos a admirar a aquellos que consiguen triunfar destacando por encima de los demás. Los misquitos nos enseñan que es más admirable aquel que destaca sacrificándose por el bien de su grupo, no por el éxito personal. A mi modo de ver esta es una forma más perfecta de hacer las cosas “ordinarias”, cotidianas, de nuestro día a día.
Todos los que han salido de su cultura, de su país deben cultivar la actitud de descubrir los valores, las cosas buenas, ocultas en la vida ordinaria de otros pueblos, de otras culturas. Si somos capaces, también nosotros “viviremos lo ordinario de una forma extraordinaria”.
P. Enrique Alagarda, CM
Misionero