En las pasadas vacaciones de otoño tuvimos la gran bendición de viajar a Corea del Sur, un país asiático que cautiva con su rico legado cultural, sus paisajes montañosos, su exótica gastronomía y el vibrante mundo del K-pop.
Como jóvenes católicos, esta peregrinación fue una aventura tanto intercultural como de descubrimiento personal, fortaleciendo nuestra fe y espiritualidad. Durante nuestro viaje descubrimos los inicios del catolicismo en Corea, visitamos santuarios sagrados, oramos, compartimos eucaristías, hicimos voluntariado, aprendimos sobre la historia y la geografía del país y por supuesto nos sumergimos de lleno en esta alucinante cultura!.
Acompáñanos a revivir la ruta y los momentos más significativos de esta increíble experiencia.
Etapa 1 – Daejeon
11.10 – Llegamos
Düsseldorf, Frankfurt, München: diferentes puntos de partida, una misma meta: el Aeropuerto de Seúl. María, una chica coreana, nos recibió a los diez peregrinos, provenientes de diferentes Misiones de Lengua Española en Alemania. En la casa de los Misioneros de la Consolata en Daejeon nos esperaban, con los brazos abiertos, Ester Palma- Servidores del Evangelio de la Misericordia- y los demás jóvenes coreanos.
12.10 – Juntos
Una dinámica de integración entre los dos grupos juveniles bastó para acercarnos y sentirnos en familia. En la tarde visitamos la catedral de Daejeon, descubrimos la ciudad, tomamos fotos graciosas en los típicos “photobooths”, bailamos “Dance Revolution” (video juego en pista electrónica) y pusimos a prueba nuestros dotes de canto en el karaoke.
13.10 – Caminamos
Después de la oración de la mañana nos pusimos en camino hacia Jeonju. Allí vestimos trajes tradicionales coreanos (Hanbok) y descubrimos este encantador pueblecito tomando fotos en cada esquina. ¡Fuimos príncipes y princesas coreanos por 3 horas! En la noche participamos de misa coreana cerca del campus universitario y quedamos impresionados de los bellos cantos y el vivo ambiente juvenil. Cerramos la noche con el típico plan entre amigos coreanos “pizza, pollo y cerveza”.
14.10 – Amamos
Que no supiéramos hablar coreano no interfirió en absoluto en nuestro voluntariado en un comedor público; ¡El amor es el lenguaje universal! . Allí ayudamos a servir el almuerzo y lavar los trastes. Vimos de cerca la realidad de muchos ancianos abandonados y necesitados e intercambiamos con los voluntarios locales. Cerrando el buen trabajo en equipo, nos reunimos en un café, donde Maco (una joven japonesa que vive en Corea) nos regaló su testimonio de amor y de vida dejando huella con sus palabras. En la tarde participamos de una clase de baile de K-pop. Aprendimos dos coreografías y quedamos listos para ser virales en tik-tok.
Etapa 2 – Tierra Santa de Naepo (Solmoe, Haemi y Kalmei)
15.10 – Recibimos amor

Visitamos el santuario de Solmoe, lugar natal de san Andrés Kim Dae-geon, el primer sacerdote católico coreano. Compartimos misa con la comunidad local, visitamos el museo y escuchamos al sacerdote contar con entusiasmo la triste historia del martirio de Andrés Kim. Después de un tiempo de reflexión iniciamos un viacrucis adentrándonos en un bosque con característicos pinos coreanos. En la noche intercambiamos nuestros pensamientos y por medio de tarjetas nos regalamos unos a otros cumplidos, esperanza y motivación.
16.10 – Recibimos perdón
En Seosan visitamos la fortaleza y el santuario de Haemi, declarado sitio oficial de peregrinación internacional por el Vaticano en 2021. En esta zona se llevaron a cabo persecuciones y matanzas de católicos estas, ya iniciadas en 1790, se intensificaron durante el reinado de los emperadores de la dinastía Joseon, siendo en Haemi (1866-1882) donde dos mil católicos fueron encarcelados, torturados y enterrados vivos, por odio a la fe. Son lugares santos y fueron visitados por el Papa Francisco en 2014. El centro juvenil “Wake Up”, donde tuvimos una experiencia de realidad virtual, hace alegoría a su directo mensaje a los jóvenes: “despertad y estar vigilantes”. Este día lo cerramos con una caminata de 5 Km, atravesando montañas y campos de cultivo, recordando el camino que debían andar los católicos antes de su martirio.
17.10 – Ser compasión

Visitamos el santuario de Kalmei que está erigido junto al mar. Al finalizar la Eucaristía y después de presentarnos a la comunidad, el sacerdote nos obsequió con dos hermosas sorpresas, primero cantó y tocó la guitarra en el altar con un canto que decía “¡Quién tiene a Jesús lo tiene todo!”; para finalizar abrió la enorme vidriera-ventanal, que adorna e ilumina la capilla detrás del altar, y desde donde pudimos contemplar la playa, lugar de martirio y testimonio de fe de los primeros misioneros franceses y cientos de católicos coreanos.

Ya estando cerca del mar manejamos a Daecheon, donde almorzamos pescado y mariscos que llegaban aún vivos a la mesa! compartimos en la playa y en la noche visitamos un Jjimjilbang, una típica sauna coreana.
Etapa 3 – Busan
18.10 – Creemos

Con el tren de larga distancia viajamos al suroeste de Corea a la ciudad portuaria de Busan. Visitamos el centro dedicado a la memoria del misionero salesiano coreano John Lee Tae-seok, donde tuvimos una charla sobre la felicidad. Desde la altura disfrutamos de buenas visitas a “Gamcheon”, la aldea del arte callejero de Busan, probamos comida típica callejera y paseamos por el centro conmemorativo del festival internacional de cine.
19.10 – Miramos
Entre la lista de los templos budistas más bellos y visitados de Corea se encuentra el histórico templo de Haedong Yonggungsa. Nos sorprendieron su arquitectura, sus colores , sus estatuas y su hermosa vista al mar. En la tarde paseamos por la playa de Haeundae y vimos batallas de bailes callejeros de K-Pop.
20.10 – Conocemos
Después de despedirnos con mucho agradecimiento de la comunidad de Benedictinos de Busan que nos acogieron y guiaron con tanto cariño, tomamos camino rumbo a la capital, donde nos recibieron John y el Padre Clemens, también de la orden de Benedictinos de Santa Otilia. ¡La aventura en la vibrante Seúl apenas comenzaba!
Etapa 4 – Seúl

21.10 – Aceptamos

Seúl es una ciudad llena de contrastes. Nos impresionó con sus modernos rascacielos cerca de históricos palacios y con sus rincones tradicionales anexos a concurridas calles comerciales. En nuestro peregrinar enfrentamos esa dualidad. Visitamos herencias culturales como el Palacio Gyeongbokgung (donde el cambio de guardia te ofrece un pedacito de historia en medio de la modernidad) o la hermosa Catedral de Myeongdong en el centro, pero también nos perdimos entre los paseantes, turistas y clientes de las tiendas de cosmética y cafeterías.
22.10 – Orientamos

A unos 90 min en coche desde Seúl se encuentra la Zona Desmilitarizada (DMZ), frontera entre Corea del sur y Corea del Norte. En el centro de visitantes aprendimos sobre las razones de la tensión política y militar, leímos testimonios y evidencias de este conflicto que sigue activo y dura más de 70 años. Escuchamos las sirenas en la lejanía, sentimos el frío de la guerra y el dolor de un pueblo dividido por las ideologías. Tanto en la capilla como al aire libre elevamos nuestras oraciones por la reconciliación, la unidad y la paz en Corea.

23.10 – Revisamos

¡Fueron dos semanas llenas de inolvidables experiencias! Después de visitar el museo nacional y la Torre de Seúl, cerramos nuestra peregrinación en la capilla del monasterio benedictino que nos acogió con una misa de especial agradecimiento hacia todos los voluntarios, anfitriones, guías, organizadores, familias, compañeros de viaje y en general a todos los “ángeles” que contribuyeron a que nuestro viaje fuera todo un sueño hecho realidad.
Tuvimos una misión: llevar esperanza. Y regresamos cargados de nuevos amigos, ilusiones, experiencias vitales, encuentros y nuevas metas.
¡GRACIAS! / 감사합니다 (Gam-sa-ham-ni-da)
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Los peregrinos:
- Coordinación: Joaquín
- Pastoral: Padre Jorge
- Misión Bonn-Köln: Daniela, Marcia y Pauline
- Misión Essen: Javier
- Misión Hamburg: Pamela
- Misión München: Alejandra
- Misión Neuwied: Esther
- Misión Frankfurt: Vicky
Los “ángeles”
- Padre Ferran – Delegado Nacional
- Padre Juan Mari de la Misión de Essen, Bochum y Gelsenkirchen. ¡Gracias por las camisetas!
- Ester Palma – Servidores del Evangelio de la Misericordia en Daejeon
- Jóvenes coreanos: Serena, Emiliana, Maria, Maco, Stefano y Pedro
- P. Diego y P. Gian Paolo – Misioneros de la Consolata en Daejeon
- Padre Clemens In – Benedictinos de Santa Otilia en Seúl
- Padre Pedro An – Benedictinos de Santa Otilia en Busan
- John Bosco, Helena y Escolástica – Laicos familia Benedictinos Santa Otilia
- y ¡muchos más!
Un signo de esperanza La peregrinación de jóvenes a Corea del Sur promovida desde la Delegación Nacional de las Misiones Católicas de Lengua Española en Alemania fue coordinada y organizada por Joaquín Simó del Departamento de Formación (Referat Bildung), Ester Palma de los Misioneros del Evangelio de la Misericordia y el P. Clemens In de la Congregación de los Benedictinos de Santa Otilia, ambas comunidades con presencia y misión en Corea. |
¿Por qué peregrinar a Corea?
Jornada Mundial de la Juventud.- En el 2023 el Papa Francisco anunció en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa que la próxima JMJ sería en Seúl (Corea del Sur). El lema para la JMJ 2027 en Seúl es: Tengan valor: yo he vencido al mundo.
Presencia de santuarios para peregrinar.- Santuarios erigidos en lugares y tierras de martirio. Centros de peregrinaje internacional aprobados por el Vaticano, estando al nivel de los principales lugares de la espiritualidad cristiana, como Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela.
TESTIMONIOS DE LOS PEREGRINOS
Si, tal vez en mi infancia lo tuve como una meta en mi vida: alguna vez llegar a un país del Eterno Oriente como le decían los expertos a esa zona del mundo que tenia como vecino al Japón.
Si, tal vez alguna vez como niño quería visitar Corea. Pero nunca imaginé que a mis sesenta primaveras ese sueño se hiciera realidad. Si, también hice parte del Grupo de Peregrinos de la Esperanza.
Inicialmente no tenía muchas motivaciones estructuradas y menos para hacer de ellas un tipo de programa de actividades o de planes a seguir. Inicialmente, y tal vez durante todo el tiempo previo, me dejé incluir en la mezcla de propuestas y juegos de los otros participantes.
Pero igual “inicialmente” todo se convirtió en un tiempo tan, pero tan bonito, que al regreso tuve le necesidad de sentirme muy agradecido con Dios y con aquellos que soportaron la organización de cada detalle.
Conocer más sobre lo poco que sabía, fue un verdadero enriquecimiento personal; disfrutar de todo ese nuevo mundo de paisajes, idioma, cultura, etc., fue una verdadera alegría; compartir y aprender de la gente que nos atendió, que nos orientó, que nos enseñó, que nos soportó, que nos regaló tanto; eso fue un gran premio.
Si, se hizo realidad. Y bien hecha. A tal punto de que no desperdiciaría mi tiempo pensando en pros y en contras frente a un eventual regreso, pues diría rápidamente y sin dudar: Si, si voy.
Agradezco al Cielo y a las manos que trabajaron para que esto haya sido tan especial. Así, al regresar a casa, llegué repleto de nuevas imágenes, nuevos conocimientos y sobre todo con un corazón palpitante por la energía y la gracia de saber que tengo en Corea nuevos y muy queridos amigos. A ellos un Dios les bendiga.
Gracias por todo.
P. Jorge Aurelio Blanco
Al principio tenía un poco de miedo por si no podía conectar con el grupo, pero mis miedos fueron en vano. No sólo entre nosotros conectamos sino que también con los chicos de Corea, aun teniendo un fondo cultural totalmente diferente. Gracias a la organización estupenda pudimos conocer muchísimo de la cultura coreana y ver mucho del país. También espiritualmente pudimos encontrar a Jesús en la alegría y amabilidad de la gente pero también en la historia de Corea, que tenía mucho que contar. Creo que cada uno de nosotros tuvo un motivo más profundo para venir a este viaje y creo que cada uno se llevó, sobre todo espiritualmente, lo que necesitaba. Fue una experiencia hermosa que volvería a vivir cada vez, sin pensarlo!
Daniela Yumbo
El padre celestial me permitió una vez más cumplir un sueño, conocer Corea, que era uno de los destinos que más deseaba conocer, y al hacerlo junto con personas tan espectaculares lo hizo aún más especial. Ester fue la mejor anfitriona que hemos podido tener, tuvo la paciencia para contarnos la historia de los mártires católicos, de cómo se vive en Corea, sus costumbres y tradiciones. Los coreanos tienen una cultura bastante rica que vale toda la pena conocer. Y a modo de final, quisiera mencionar los momentos más memorables que me llevo, uno fue el cantar juntos una canción coreana de alabanza de autoría del Padre Hwang Simon en la iglesia del santuario de Kalmoi mot, y la caminata en el sendero conocido por ser el camino de los mártires, donde hicimos el viacrucis. Agradezco a la Delegación Nacional de Hispanohablantes Católicos en Alemania por permitirme vivir esta experiencia.
Pauline Rativa
Corea fue un regalo, un recordatorio de Dios de que aunque uno se olvide de sus sueños, Él no los olvida. El viaje fue una muestra de su amor, de aprender a soltar y confiar en él. Agradezco por cada una de las personas que puso en el camino, y por regalarme nuevas amistades que me recuerdan que no estoy sola en este caminar. Definitivamente un sueño y la promesa cumplida de Dios de que este año todo iba a cambiar, y puedo decir que gracias al viaje he vuelto a encontrarme y a ser yo misma.
Pamela Alejandra Castillo
Se dice que la vida es un camino en el que Dios vela por nosotros. En el cual hay experiencias buenas y malas. Yo estoy seguro que este viaje no es la excepción. Este viaje no solo trajo gustos y alegrías, sino también, reflexiones y aprendizajes. Cada uno hizo su propia experiencia, pero yo estoy seguro que cada uno hizo algún progreso personal. Yo personalmente estoy agradecido con las personas que he conocido o he comenzado a conocer. También estoy dolorido por la separación con aquella persona que se nos fue, sin embargo no estoy triste porque sé que el Señor de seguro nos juntó y separó por algo. Y en verdad yo creo, que si por algo se juntaron nuestros caminos, se volverán a juntar, no importa la distancia.
Por último solo queda agradecer a todos los que se nos unieron en esta aventura.
Esto no es un adiós, sino un hasta pronto.
Javier Reynaldo Rojas
Cumplir un sueño es sentir vértigo, amor y paz. Cuando se cumple un sueño, la sensibilidad y la emoción aumentan al 1000%. Cumplir un sueño conlleva saborear y apreciar cada momento vivido. Pero, en mi opinión, lo mejor de cumplir un sueño es la sensación de invencibilidad, saber que soy capaz de reinventarme las veces que quiera.
Corea fue un viaje que me ayudó a no perder mi capacidad de asombro. Fue una aventura y un desafío personal, viajar al otro lado del mundo para cumplir un sueño olvidado. Ahora estoy segura de que ese viaje fue mágico y llegó a mí para demostrarme que mis sueños se pueden cumplir, que soy una gran soñadora.
A pesar de las complicaciones y en medio de la catástrofe en mi realidad, Dios me respondió una gran incógnita: ¿quién soy y para qué estoy? La respuesta se dio a través de esta aventura, que me dio para conocerme en situaciones difíciles o poco habituales. Y ahora entiendo lo que soy.
Pero más allá de todo lo que significa cumplir un sueño, para mí, cumplir un sueño fue sanar, perdonar y apreciar lo que soy y lo que es vivir todos los días.
Vicky Soria