“La lógica del “usar y tirar”
genera tantos residuos por el
deseo desordenado de consumir
más de lo que realmente se
necesita”.
Encíclica “Laudato Si”
Papa Francisco
Todos nos hemos preguntado porque los aparatos o dispositivos que compramos ahora duran menos que antes, o porque es tan difícil y caro repararlos. Lo anterior se relaciona con la “obsolescencia programada”, la cual se entiende como la vida útil que define una empresa para su propio producto, cuando pase este periodo de vida útil el producto se volverá obsoleto o inútil.
Hoy en día La mayoría de los productos están “programados para morir”, por ejemplo, algunos tipos de bombillas, que duran muy poco, las impresoras que dejan de funcionar, los coches, las baterías y casi todos los equipos electrónicos.
La obsolescencia programada afecta a los consumidores, ya que después de cierto tiempo nos vemos obligados a comprar un producto nuevo en vez de reparar el que ya tenemos, o en ocasiones se nos venden insistentemente (a través de los medios de comunicación), nuevas versiones, por ejemplo, de los móviles, para satisfacer (o crear) la necesidad de poseer el celular de moda con las mejores características.
Este modelo también genera un aumento de los residuos generados por los aparatos que se desechan como televisores, teléfonos, neveras y otros productos que suelen contener sustancias toxicas, por ejemplo, metales pesados utilizados ampliamente en aparatos electrónicos. Tristemente, muchos de estos residuos son exportados a países pobres donde afectan la salud de sus habitantes. De igual manera es un factor que acelera el cambio climático, ya que fabricar productos nuevos requiere grandes cantidades de energía, que, si no proviene de fuentes limpias, genera emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global.
Legislación europea. Derecho a reparar
La presión en Europa de las asociaciones de consumidores preocupados por el medio ambiente y los bolsillos de los ciudadanos ha rendido sus primeros frutos para eliminar la obsolescencia programada a través de la aprobación de una legislación sobre lo que se ha denominado el “derecho de reparar” que será aplicada en la Unión Europea a partir de 2021.
La nueva norma obligará a los fabricantes a proveer repuestos y componentes para sus aparatos; por lo tanto, un técnico especializado debería poder pedir una pieza al fabricante y este estaría obligado a vendérsela. Estos componentes se tienen que poder instalar sin la necesidad de herramientas especiales que haya que comprar aparte. La norma también contiene requerimientos para una mayor reciclabilidad y mejor manejo de los desechos.
La ley sólo se aplicará inicialmente a los electrodomésticos comunes; lavadoras, lavavajillas, frigoríficos y aparatos de iluminación. Dispositivos como los smartphones se quedan fuera, al menos por el momento (empresas como Apple se han opuesto a estas normas), aunque hay ya un modelo holandés llamado Fairphone con piezas que pueden sustituirse y que utiliza materiales obtenido de maneras más éticas y menos dañinos al medio ambiente.