El empuje de la tecnología es incontestable, es importante ayudar a nuestros hijos a ser conscientes de sus riesgos, a saber controlarse y a seguir disfrutando de otras actividades, introduciendo las redes sociales más tarde que pronto y ofrecer reglas y normas claras que permitan a nuestros hijos ejercer autocontrol y una desintoxicación digital
Twitter, Facebook, Instagram…. Existen infinidad de aplicaciones y redes sociales, con distintas funciones, y plataformas dirigidas a un determinado público muy activo en Internet. Parafraseando al Dr. Gary Small, autor de “El cerebro digital”, “ la actual eclosión de la tecnología digital no solo está cambiando nuestra forma de vivir y comunicarnos, sino que está alterando, rápida y profundamente nuestro cerebro”; y continua afirmando que “además de influir en cómo pensamos, nos está cambiando la forma de sentir y comportarnos”.
La adolescencia, con sus características socio-biológicas propias, es un período de transición y una etapa en la vida de la persona donde acontecen grandes cambios en la personalidad. En este periodo, el adolescente se encuentra particularmente predispuesto a las nuevas tendencias tecnológicas, las que sin un control propio y adecuado pueden devenir en lo que se ha dado en llamar las “adicciones tecnológicas” que conllevan importantes consecuencias en la vida del joven y, finalmente, en el equilibrio de su entorno familiar.
Los jóvenes dependientes de Internet y de las nuevas tecnologías en general dedican un excesivo tiempo a estas actividades en detrimento de otras como los estudios o el trabajo, el descanso y el sueño, la lectura de libros, ver la televisión o simplemente charlar con familiares o amigos, con el consiguiente empobrecimiento de las relaciones sociales. Se ha constatado también que un uso excesivo y problemático de Internet puede asociarse con trastornos en el control de los impulsos, comportamientos obsesivos…
En realidad no podemos decir que Internet sea malo o nocivo en sí mismo. Siempre dependerá del uso que se haga de él. Es decir, el por qué, para qué y el cómo determinarán el beneficio o perjuicio que podamos obtener.
Encontramos beneficios en el buen uso de internet para los menores, algunos de ellos son: puede facilitar su proceso de socialización, su acceso a la ciencia, cultura y ocio favoreciendo su educación fuera del ámbito de la escuela; también puede servir de herramienta para la realización de tareas escolares y trabajos personales, potenciando su capacidad de búsqueda y toma de decisiones de manera individual; la comunicación y labor tutorial se beneficia ya que la comunicación padres-tutor es más rápida y eficaz…
En cuanto a los riesgos podemos agruparlos en los relativos al tipo y acceso a la información, por cuanto el menor tiene disponible información de todo tipo, sin ninguna clasificación ni control de acceso en la mayor parte de las veces. Esto favorece su acceso a información, escrita, visual y auditiva con contenidos que no representan un beneficio en su desarrollo cognitivo.
Riesgos relativos a relaciones personales, en cuanto que internet no favorece las relaciones interpersonales, con lo que se facilita la creación de una personalidad falsa. Facilita el aislamiento y la más importante puede desarrollar peligrosas adicciones (depresión, baja autoestima). Estas redes están diseñadas para ser adictivas, tener conexión social activa la dopamina y con ello el exceso de su uso. Riesgos con consecuencias económicas, en la medida en que existen páginas web que favorecen el engaño, negocios ilegales y un largo etc.,
Nos enfrentamos a un fenómeno cultural que genera situaciones de vulnerabilidad en nuestros jóvenes. Como padres y educadores tenemos la responsabilidad de alfabetizarnos y formarnos digitalmente y así, con ello, lograr que nuestros hijos sientan que cuentan con un aliado fuerte para enfrentar un mundo que les supera.
En un capítulo aparte será interesante analizar que herramientas podemos y debemos ofrecer a nuestros hijos para enseñarles las habilidades que necesitan para convertirse en consumidores inteligentes y evitar las consecuencias negativas de la adicción a las redes sociales e Internet.
Lucía Morán Aguirrezabala
Abogada – Mediadora. Bonn