La consolidación de la ultraderecha, la caída de los mayoritarios y la inestabilidad del nuevo gobierno son tres factores que modifican las bases del sistema político germano. Si a esta situación agregamos el anuncio de Merkel sobre dejar de presidir su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), queda claro que estamos frente al fin de una era para la política alemana. En 2018 podemos encontrar varios acontecimientos estrechamente relacionados con las causas y las consecuencias de ese reordenamiento. Veamos los cinco más importantes:
1- La continuidad de la groko: Seis meses después de las elecciones, el partido de Merkel, CDU, y los socialdemócratas, SPD, deciden reeditar la gran coalición. El fracaso de una coalición jamaica (CDU, verdes y liberales) sólo dejaba tres opciones posibles: la mencionada groko, un gobierno en minoría o nuevas elecciones. La inexperiencia en gobernar sin mayoría en el Parlamento Federal y el miedo a obtener un resultado electoral aún peor que en 2017, llevó a democristianos y socialdemócratas a firmar una alianza que había perdido más de un quinto de los votos. Las consecuencias de esta continuidad no deseada llegaron inmediatamente.
2- Tres crisis en seis meses: En apenas un semestre, el cuarto gobierno de Angela Merkel tuvo tres profundas crisis. En cada una de ellas se habló de la ruptura de la coalición. Una solución forzada y de último momento siempre logró salvar la alianza. La primera fue la decisión unilateral del ministro del Interior, Horst Seehofer, de organizar un masterplan para abordar el tema de los refugiados. Su idea: acelerar y facilitar las deportaciones. La segunda crisis de gobierno tuvo al mismo protagonista: Seehofer. El ministro decidió defender al hasta entonces jefe del servicio de inteligencia alemán (BND), Georg Maaßen, tras el escándalo por sus declaraciones sobre la violencia ultraderechista en Chemnitz y sus eventuales encuentros con líderes del partido AfD. La más reciente llega desde fuera: las elecciones regionales en Bayern y Hessen.
3- Revolución verde: Las únicas dos elecciones regionales de 2018 generaron un verdadero terremoto político. En ellas, los partidos mayoritarios, miembros de la groko a nivel federal, perdieron toneladas de votos y sus resultados quedaron entre los peores de sus respectivas historias. Pero más allá de la esperada caída de CDU, CSU y SPD, estos comicios le dieron nuevas alas a un viejo actor de la política alemana: el partido verde. Los verdes fueron capaces de canalizar el rechazo a la gran coalición, algo que hasta ahora sólo habían logrado los ultraderechistas de AfD. Socialdemócratas, decepcionados, y conservadores, indignados, fueron la combinación que permitió que el partido ecologista duplique su caudal electoral. Con ello, su intención de voto a nivel federal se disparó y actualmente son el segundo partido en Alemania.
4- La ultraderecha se consolida: Alternative für Deutschland (AfD) logró ingresar a los parlamentos de Bayern y Hessen. Y lo hizo con resultados de dos dígitos. Esto significa que los ultraderechistas, en apenas cinco años de vida, han conseguido representación en todo los parlamentos: en los 16 a nivel regional, en el Bundestag a nivel federal y hasta en el Parlamento Europeo. Su eficiencia para manejar la comunicación política les ha permitido romper los límites de lo políticamente correcto y, con ello, incorporar a un electorado descontento que durante años se ha sentido ignorado. Su base es el Este de Alemania. Allí consigue una intención de voto arriba del 20%, que veremos si cristaliza en las regionales y locales del año próximo.
5- La renuncia ¿inesperada?: La Unión Demócrata Cristiana (CDU) elige en diciembre quién presidirá el partido en los próximos años. Hasta ahora, ese interrogante tenía una respuesta inequívoca: Angela Merkel. Al menos así fue durante los últimos 18 años. Sin embargo, esto ha cambiado ya que la canciller anunció que no será candidata, aunque sí desea continuar como canciller hasta el final del período en 2021. Resulta difícil imaginarse esta situación de doble comando entre cancillería y partido, especialmente si la presidencia de la CDU es obtenida por alguno de sus enemigos internos manifiestos: Friedrich Merz o Jens Spahn. Lo importante es entender que esta decisión de la canciller significa el fin de una era en Alemania.
Franco Delle Donne es doctor en comunicación política y creador del blog eleccionesenalemania.com Colabora regularmente con medios de Alemania, Francia e hispanoamérica.