Conferencia de la XXV Asamblea Nacional de las Misiones-Comunidades Católicas de Lengua Española en Alemania
El sábado 4 de noviembre a las 17:00 horas el padre José Luis Castillo Poyatos y el hermano Francisco Berbegal Vázquez, ambos misioneros de la Congregación de la Misión fundada por San Vicente de Paúl y miembros del Equipo Misionero Vicenciano de Evangelización (EMVE), reflexionaron, junto con los participantes en la XXV Asamblea Nacional, sobre la idoneidad de implementar las misiones itinerantes para evangelizar la Europa del siglo XXI y, en concreto, a los hispanohablantes que viven en Alemania.
A continuación y a modo de resumen, intentaré presentaros las cuestiones abordadas en la conferencia que los vicencianos presentaron de forma práctica y dinámica.
Necesidad de evangelizar
Es evidente que existe necesidad de evangelizar. La tradición de la Iglesia lo afirma, tanto la más lejana, como el magisterio pontificio y episcopal de los últimos sesenta años. No olvidemos que desde el bautismo todo cristiano es misionero.
Misiones Populares como método adecuado para la evangelización
Nos recordaron que las primeras Misiones Populares son consecuencia de la Contrarreforma católica y el Concilio de Trento tras las tesis de Lutero y la Reforma protestante.
La actividad de evangelización de la Iglesia católica por medio de la Misiones Populares fue especialmente intensa en Europa desde el siglo XVI al XVIII. Es de destacar la implicación de los Jesuitas, Dominicos y Capuchinos, en las Misiones Populares, sumándose a ellos nuevas congregaciones religiosas cuyo carisma principal era también la evangelización.
La Congregación de la Misión fue una de estas congregaciones, que fue fundada en 1625 por San Vicente de Paúl. Los vicencianos, desde entonces, han seguido promoviendo Misiones Populares adaptándolas a los tiempos y a las realidades socio-culturales de cada lugar.
Características de la Misión Popular o Misión Itinerante
- La Misión Popular es una acción pastoral extraordinaria. Es decir, son tiempos especiales e intensos en la vida de la comunidad. Se hacen actividades diferentes a la pastoral ordinaria.
- La Misión Popular tiene una doble dinámica o movimiento:
- Primero, hacia dentro de la comunidad cristiana/parroquial para sensibilizar sobre su ser misionero, para formarla, para despertarla, animarla y motivarla hacia la misión.
- Segundo, hacia fuera de la comunidad. Llevar la Buena Noticia a los no practicantes, a los alejados de la Iglesia católica.
En este momento nos viene bien recordar uno de los cuatro principios presentados por el papa Francisco en Evangelii Gaudium: el tiempo es superior al espacio (nn. 222-225). La acción evangelizadora es un proceso que “requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo”. En la misión no se trata, pues, de hacer actividades, sino de iniciar procesos.
Llegado a este punto los misioneros vicencianos ofrecieron pautas y aspectos a considerar para poner en marcha una Misión Popular para nuestras Misiones-Comunidades hispanohablantes en Alemania.
Aunque la existencia de un equipo itinerante para la misión no es necesario, ya que la misión es responsabilidad de todo bautizado, independiente de su estado y condición; es un hecho que el disponer de un equipo, más o menos estable, formado y animado para la misión permite poder planificar y emprender procesos misioneros. Siendo un plus que ese equipo itinerante esté conformado por gente de fuera de la propia comunidad, ya que aporta caras, voces e ideas nuevas.
El Concilio Vaticano II introdujo novedades en la metodología de la Misión Popular afirmando que tiene que partir de la realidad de la comunidad cristiana concreta, con lo que no valen recetas universales, debiendo responder a los desafíos y retos de esa realidad particular.
Esto nos recuerda otro de los cuatro principios presentados por el papa Francisco en Evangelii Gaudium: “la realidad es más importante que la idea” (nn. 231-233). El punto de partida es el análisis de la realidad con los responsables, agentes de pastoral y la comunidad cristiana, que tendrá que culminar en la petición de la misión y en la concreción de unos objetivos.
Algunas de las acciones a desarrollar por el equipo misionero serán:
- Reunirse con todos los grupos que existan en la comunidad
- Organización de formación misionera de los agentes de pastoral y la comunidad
- Realización de oraciones, celebraciones y eucaristías misioneras
- Visitas a todos los hogares por lo menos en dos ocasiones
- Creación de comunidades familiares (asambleas cristianas o grupos de encuentro)
- Acciones concretas para los más alejados. Se trata de estar presentes, de romper prejuicios y de invitar.
Podemos volver a recordar aquí otro de los cuatro principios presentados por el papa Francisco en Evangelii Gaudium: “el todo es superior a la parte” (nn. 234-237). Desde la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa podríamos parafrasear este principio con la expresión: “En la Iglesia caben todos, todos, todos”. La misión popular no puede olvidarse de nadie. “El Evangelio tiene un criterio de totalidad que le es inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino”.
¿Y al terminar la misión qué pasa?
Tras la misión viene la continuidad del proceso misionero, ya que muchas acciones, muchos encuentros, muchas experiencias,… habrán iniciado procesos personales de profundización en la fe, de acercamiento a la Iglesia o de conversión. Hay que seguir acompañando esos procesos. Todos los agentes de pastoral tienen que asumir y potenciar los compromisos de la misión. Entre todos hay que facilitar la conversión pastoral de parroquias y comunidades en línea misionera, para ser cada vez más esa “Iglesia en salida”.
Desde el equipo misionero se ofrecen presencias periódicas, acompañamiento a los procesos, materiales de apoyo y, también, tiempos de renovación de la misión.
Pero existe otra novedad que se ha añadido al método de la misión popular, consiste en la creación de una Comisión de Evangelización permanente dentro de la comunidad. Que no solamente se ocupe de la preparación y el desarrollo de la Misión Popular, sino que perdure en el tiempo y sea la encargada de velar permanentemente por la dimensión evangelizadora de la comunidad cristiana.
Recordamos el último de los cuatro principios presentados por el papa Francisco en Evangelii Gaudium: “la unidad prevalece sobre el conflicto” (nn. 226-230). En los procesos misioneros aparecen conflictos, hay cristianos que se posicionan en contra de la misión. En otras ocasiones afloran conflictos que estaban ocultos, silenciados, mal resueltos. “Ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso”. Los procesos misioneros tienen que llevarnos a avanzar continuamente en el anuncio de la Buena Noticia.
Resumen realizado por Joaquín Simó Fontelles
Director Departamento de Formación y Carta a los Padres
Acceso vídeo conferencia La Misión Popular en Europa