La crisis del coronavirus está afectando a todo el planeta, pero existe al mismo tiempo una crisis tan o más grave – la crisis climática y la degradación del medio ambiente. Existen muchas similitudes ya que ambas tienen un alcance global, ponen en riesgo la manera de vivir de las personas y el desarrollo social y económico del todos los países.
Esta pandemia nos ha permitido dar un vistazo a lo que podría ser un mundo sostenible, cielos azules y limpios en las grandes metrópolis, aguas cristalinas en canales y ríos, presencia de animales donde no se veían desde hace tiempo. Hay datos que indican una reducción del 5.5% en las emisiones de gases contaminantes desde el inicio del confinamiento, lo cual, si bien es positivo, no es suficiente para reducir el aumento de la temperatura global, además de que podrían aumentar de nuevo, tras el levantamiento de las restricciones.
Nos encontramos ante una gran oportunidad de cambiar el rumbo, pero para ello se deberá asegurar que la recuperación económica se base en promover modelos y prácticas que puedan frenar la marcha acelerada del cambio climático, como lo ha dicho el Secretario General de la ONU.
No debemos olvidar la “otra crisis”, y si algo nos ha enseñado el COVID 19 es el poder de la solidaridad, la empatía y reconocer que todos estamos conectados y que unidos podemos afrontar problemas de índole mundial.
Alejandro Kilpatrick
Líder del Equipo Sub-Programa de Fortalecimiento de Capacidades
Programa sobre financiación climática, tecnología y fortalecimiento de capacidades
Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático
Bonn, Alemania