Nos encontramos inmersos en plena era de la información o era digital donde las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) se han ido infiltrando en nuestra vida cotidiana, convirtiéndose en compañeras inseparables para la mayoría de los ciudadanos del mundo, especialmente si viven en las sociedades llamadas avanzadas y post-industriales. A pesar de la innegable “brecha digital“ existente (muchos tienen dificultades para acceder y desenvolverse en el entorno de las nuevas TIC), se está globalizando, de manera exponencial, el acceso y uso de las mismas dentro de los diversos estratos sociales. Este proceso de “democratización” de las nuevas TIC ha conseguido irrumpir en la mayoría de nuestros hogares y modificar, de manera paulatina y silenciosa, nuestra forma de relacionarnos con el entorno.
A través de las “Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación” (Internet, teléfonos inteligentes (smartphone), emisiones vía satélite…) los medios de comunicación de masas (mass media) tradicionales (radio, prensa escrita y televisión) han sido desplazados, perdiendo su hegemonía en la creación y difusión de noticias. Hoy en día, a través de los medios sociales (social media) como las redes sociales (Facebook, WhatsApp…), blogs… cualquier persona, grupo u organización puede generar noticias y comunicarse de manera global, alcanzando, a bajo coste, a multitud de individuos y con la capacidad de poder influir en la opinión pública. Los Estados se están encontrando con graves dificultades para regular y controlar las comunicaciones digitales y vía satélite dentro de sus fronteras, Esta dificultad está favoreciendo la proliferación intencional de “noticias falsas“ que una vez colocadas en el torrente digital de los “social media” ocasiona “desinformación” en las personas, pudiendo llegar a manipular a la opinión pública.
Esta “desinformación” o “información intencionadamente manipulada al servicio de otros fines” como define la RAE, está dando lugar a múltiples casos donde se constata que una mentira o verdad a medias repetida de manera continua, desde la tribuna de las TIC’s y los social media, puede llegar a movilizar a las masas. La manipulación en las campañas electorales (EE.UU., Colombia, México, Brasil…), el triunfo del Brexit, el referéndum ilegal de Cataluña, revueltas callejeras en Sri Lanka… y sin olvidar el “caso Lisa“ en Alemania donde cientos de personas, que se movilizaron en Berlín para protestar por un falso caso de violación, fueron víctimas de una campaña de “desinformación“ orquestada desde medios rusos.
Esta vulnerabilidad a la que nos vemos sometidos por el uso con fines propagandísticos de las redes sociales y las nuevas TIC’s, nos debe poner en alerta. Son necesarias acciones formativas que ayuden, tanto a los agentes educativos (padres, maestros…) como a las nuevas generaciones, a comprender y conocer los nuevos medios y a saber reconocer e identificar, dentro del complejo y vertiginoso flujo y desorden informativo, aquellos mensajes o noticias que “desinforman“ o están cargados de informaciones erróneas o nocivas.
Joaquín Simó.
Educador-Trabajador Social y Sociólogo.
Referat Bildung