Carta dirigida a nuestro querido amigo MANOLO PONCE CABRERA
(Cádiz 1953 – Bonn 2020)
Querido Manolo:
No sé dónde te encontrarás en estos momentos pero me imagino que quizás tienes un huequecillo en tus nuevos quehaceres para mirar abajo y ver lo mucho que se te echa de menos por estos lares.
Igual ves que la época que vivimos ha puesto en jaque a las relaciones humanas tradicionales y nos ha empujado a crear otros comportamientos más asépticos para mantener de alguna manera en pie los lazos humanos sin demasiado riesgo.
Fíjate, en la Confederación, en cuya directiva estuviste tantos años, seguimos trabajando pero ¡a través de teleconferencias! , quién lo diría ¿verdad? Sé que la informática no tenía secretos para ti, si no que le pregunten a aquellos que disfrutaban de tus saberes técnicos, pero que sepas que te retenemos en nuestros recuerdos de lo más analógico: sintiendo tu fuerte abrazo, oyendo tu carcajada y echando de menos tu ¿cómo está pisha?
En la Confederación te vivimos como un ser abierto, interesado por las personas más allá de las reuniones y seminarios, con ese toque de humanidad que tienen aquellos que se interesan menos por las formalidades y más por los contenidos.
Irradiabas alegría y optimismo, también cuando tenías rachas en las que no te encontrabas tan bien. Tu autenticidad se reconocía a millas y te era muy fácil hacer nuevas amistades y abrirte a aquellos más reticentes. Sin duda enriquecías todos los eventos con tu presencia.
Muestra de ello es que hoy cuando se habla de tu ausencia, la tristeza se torna rápido en una sonrisa al recordarte entre nosotros. ¿Quién puede olvidar esas veladas de los seminarios entre cantos, chistes y tus ya legendarios números de magia?
A pesar de llevar toda una vida en Alemania, tu pasión por Cádiz era inconmensurable. ¡Cómo te gustaba describir esas increíbles puestas de sol sobre el Atlántico vistas desde la Caleta o desde el parque Genovés! No era difícil leerte en tus silencios alguna coplilla o algún pasodoble de entre tus labios. Te apasionaban las chirigotas y sus burlas inteligentes que seguías cada febrero disciplinadamente desde los inicios hasta la final del Falla. Me imagino que las seguirás cantando allá donde estés.
Borges se imaginó el paraíso como una especie de biblioteca, yo te lo imagino como una eterna puesta de sol, justo detrás de las barcas de la Caleta, donde una suave brisa de poniente acaricia tu rostro sonriente dejando alguna huella de salitre al son de un tímido cuplé celestial. ¿a que sabes a qué me refiero?
Que sepas pisha que tu triste ausencia y dulce recuerdo nos acompañará siempre en la Confederación entre la sonrisa y el llanto. Llegará el momento en algún seminario en el que nos reunamos y levantemos una copa mirando hacia arriba. Porque allí es donde te pensamos. Una sonrisa se nos dibujará en los labios y gritaremos: ¡por ti Manolo!
Para concluir me gustaría citar tu texto de perfil porque creo que estas letras pensadas por ti encierran la esencia de tu ser, alguien que desea en plural más allá de vagos egoísmos:
“que no falte una sonrisa y seamos felices”
Un fuerte abrazo
Óscar Vílchez Navarro
Confederación Asociaciones Españolas de Padres de Familia en la RFA