La República Democrática Alemana (RDA) durante sus 40 años en el poder (1949-1990) convirtió al país en el más secular de Europa central en los años 80. La Iglesia Católica sufrió transformaciones y pasó por un proceso de letargo, pues la doctrina del gobierno, no sólo incluía la supresión de la influencia de la iglesia sobre los ciudadanos, sino también la anulación de su existencia como organización social independiente. Sin embargo, los fieles católicos no desaparecieron del todo; unos seguían el año litúrgico y otros ayudaban a los católicos vejados. Los testimonios que hoy conocemos nos hablan de superaciones personales en el este de Alemania en la última década, pero también de ese renacer de la fe para ayudar a los más necesitados, a pesar de no contar con organizaciones católicas que encaucen sus esfuerzos.
Datos de la historia
Erfurt: En el año 742 fue fundada la diócesis de Erfurt por el Arzobispo y delegado Papal Bonifacio Santo y Mártir, conocido como el Apóstol de Alemania.
Tras la reunificación alemana, la ciudad volvió a ser la capital del Estado Libre de Turingia y actualmente Erfurt, que también forma parte del Camino de Santiago, alberga en sus tierras a más de 215.000 habitantes de los cuales 11.303 son católicos, según los datos de la Secretaría de la Conferencia Episcopal Alemana en 2019.
Testimonio
“Luego de un año viviendo allí, sentí que Dios me llamaba a trabajar y servir en aquel lugar”, así empieza el testimonio de Martín Ferraris, 22 años de edad natural de Córdoba, Argentina, quien actualmente es seminarista para la diócesis de Erfurt, en el centro de Alemania. “En la diócesis de Erfurt solo el 7% de las personas son católicos, el otro 15% son evangélicos y la mayoría restante no tienen ninguna religión”, nos cuenta Ferraris. La causa: “durante el régimen socialista en la RDA la religión fue oprimida. Los cristianos no podían realizar estudios en la universidad ni acceder a cargos públicos y se fomentaba la ideología marxista y materialista-atea. La influencia de la RDA todavía permanece en la forma de pensar de los alemanes que viven en el este. Celebran las grandes fiestas cristianas, como Navidad o Pascua, pero como una fiesta familiar y casi sin connotación religiosa”, contó a Carta a los Padres.
Erfurt ha dado pasos más cercanos a la iglesia católica. “Desde 2018 existe una comunidad católica hispanohablante, normalmente con una misa todos los primeros sábados de cada mes, aunque a veces se cancele, porque no conseguimos ningún sacerdote que celebre la misa. Luego de la misa compartimos una merienda junto a los demás, somos unas 40 personas, la mayoría estudiantes, pero también hay muchas familias. La mayoría paga el impuesto eclesiástico, pero no tenemos datos exactos. Los estudiantes están exentos del impuesto, es solo para los que trabajan. Todos estamos comprometidos con la comunidad y aportamos en la colecta para los gastos en alimentos y el estipendio para el sacerdote. Marín nos dice que no ha “recibido nunca una agresión xenófoba, a pesar que los grupos de extrema derecha y racistas como Pegida o el partido político AfD estén creciendo en el este de Alemania y tengan incluso miembros cristianos. El obispo de Erfurt expresa claramente que los católicos no deben apoyar grupos de esta ideología y cuando hay marchas de este tipo en la plaza central de Erfurt, se apagan las luces de la catedral como signo de nuestro rechazo”.
Pero hay algo que le causa sorpresa a este joven: “Personalmente, me sorprende ver que a pesar de la belleza de la “liturgia alemana” las iglesias estén vacías. Yo pienso que a la iglesia alemana le falta más vitalidad y el sentimiento de vida en comunidad (…), que yo creo, es debido a la influencia de la iglesia evangélica, y creo que el sentimiento de pertenencia y de comunidad en los católicos latinoamericanos es mucho más fuerte y ayuda a los demás individuos a fortalecer su fe”, sentenció Ferraris.
Leipzig, ubicada en el noroeste estado de Sajonia, alberga cerca de 600.000 habitantes, es una de las ciudades más pobladas y es el centro de comercio más importante de Europa central. En el año 1989, Leipzig fue el centro de las llamadas manifestaciones de los lunes, donde se impulsó la reunificación alemana. La canciller de Alemania Angela Merkel realizó sus estudios universitarios de pre y post grado en la Universidad de Leipzig entre los años 1973 y 1986.
Testimonios
“Hace algunos años cuando comenzó el ingreso de refugiados sirios estuve en los centros de ayuda, y ahora con este éxodo venezolano en Alemania, ya no es solo la necesidad de ayudar sino que me siento en la obligación de hacerlo, son mis hermanos venezolanos” es parte del testimonio de Nieves Rodríguez, venezolana, profesional, esposa y madre, con más de 20 años en Alemania, cuenta como ahora dedica parte de su tiempo a ayudar en Trier.
Rodríguez opina que “la calidad de vida entre el este y el oeste sigue teniendo fuertes diferencias, aunque ya no se comparan constantemente. Las casas y algunos edificios en el este parece que se hubiese detenido el tiempo, y no sólo en la arquitectura e infraestructura también en la forma de pensar de muchas personas. Es atemorizante el número de seguidores que tienen los partidos de extrema derecha en esta parte del país”. En cuanto a la igualdad de condiciones, piensa “que no hay diferencia sobre la igualdad entre un hispano legalizado y un ciudadano alemán, eso es algo positivo que siempre he visto en Alemania, no me consta que alguien haya recibido menos salario en un trabajo por ser extranjero o no haya recibido atención médica por la misma razón. Todo depende del trabajo que cada quien realice y el tipo de seguro social que tenga, pero esto es normal aún entre ciudadanos alemanes”.
Queríamos saber su mensaje personal, a lo que respondió: “Yo como miembro de la Iglesia Católica desearía que la iglesia se pronunciara más para ayudar a los inmigrantes en Alemania, creo que somos una comunidad lo suficientemente grande y dispuesta a ayudar, pero cada vez que se necesita ayuda, sobre todo si es financiera, siempre hay un obstáculo y es la comunidad quien termina aportando la ayuda desde cualquier punto de vista. Sin embargo, en la ciudad de Leipzig, donde se encuentran los centros de refugios, y en los que hay un gran número de venezolanos, muchos miembros activos de la iglesia junto con el Diácono, han ofrecido muchas ayudas, entre ellas la creación de un ropero (Kleiderkammer) en el que ofrecen ropa a los refugiados especialmente en esta época de frío” como informó Rodríguez.
“La bendición que hemos tenido en nuestras actividades no ha sido por nuestro trabajo propio, sino por la recompensa que Dios nos da”, es parte del testimonio de Lorelvis Zavala, venezolana, profesional, madre de dos niños, quien junto a su esposo ingresaron a Alemania en el año 2017 y llegaron a un refugio mientras solicitaban asilo político. En la actualidad el proceso ha concluido satisfactoriamente y ambos ya se encuentran incursos en el mercado laboral y sus hijos en los niveles educativos, respectivamente. Para la familia Zavala, luego de recibir el estatus de asilados, lo más importante ha sido ayudar al prójimo, a todo aquel que lo necesite sin importar la nacionalidad o la religión. Ella junto a un grupo de personas ayudan a los inmigrantes en temas de orientación, de traducción, acompañamiento y búsqueda de vivienda, entre otros. Lorelvis ha diseñado a modo personal una guía instructiva de “cómo seguir el proceso de asilo aquí en Alemania”, que ha sido reproducida en muchos lugares. Es importante recordar, que mientras estas ciudades estaban bajo el régimen de la RDA, estaba prohibida la religión; quien la profesara, no tenía derechos en la sociedad. Actualmente, los hispanos en Leipzig como iniciativa personal, según nos cuenta Zavala, han logrado coordinar actividades muy puntuales en ciertas parroquias, como: San Trinidad junto al Diácono Andreas, Gholis junto a la señora Esperanza y con la participación de otras religiones como: los Testigos de Jehová y la Iglesia Adventista. Uniendo esfuerzos para suplir el vacío que significa no tener una organización directa de la Iglesia en lengua española. Ella está consciente de que para todos no ha sido tan rápido el proceso de integración y legalización, por eso desea crear junto a otro grupo de personas una Asociación (Verein) para seguir apoyando a quienes más lo necesitan. “Ayudarlos a ellos es ayudarnos a nosotros mismos”, expresó.
“El que quiere, puede”, es una de las frases favoritas de Silvia Martoni, nacida en Tucumán en el norte de Argentina, quien llegó a Alemania en el año 1997, para ese momento, con una visa estudiantil, que cambiaría a esposa de alemán años después. En este país ha tenido que enfrentar diversas vicisitudes, como una renta temprana por invalidez, pero eso no le ha impedido ejercer su carrera profesional, enseñando español a los niños y ayudar a todos los que pueda. Silvia reflexiona que “al estar casada con un alemán y tener hijos que nacieron en Alemania, tengo que concientizar, que parte de esta cultura y sociedad, se ha convertido también en una parte de mi persona. Y que todas las posibilidades de integración que se han presentado, desde entonces en mi vida, son el fruto de todas las horas de sudor y paciencia que me llevaron a aprender una lengua tan diferente a la nuestra, el alemán. En la actualidad Martoni forma parte de diferentes asociaciones, que desarrollan varios proyectos dirigidos a familias hispanohablantes, y trata de estar presente la mayor parte del tiempo.
Desde el refugio
“Los que no tenemos una nacionalidad Europea, debemos esforzarnos más”. Palabras de Ricardo Hernández, venezolano, licenciado en Lenguas Modernas, soltero, católico y asilado en un refugio desde hace cuatro años en Leipzig. Su estatus migratorio está en transición de “tolerante” a “residente”, tras un largo proceso que le ha permitido estar bajo la protección del Estado, ante la amenaza de deportación que existía sobre él. Durante estos años Hernández aprendió alemán y aprobó el nivel B2, con el que obtuvo un puesto como auxiliar de farmacia y así lograr independencia económica. Ya no recibe subsidio del Estado y desde este fin del mes de enero, deberá pagar mensualmente el alquiler de la habitación del albergue. No obstante, una de las responsabilidades inmediatas que deberá asumir al recibir su tarjeta de residencia es abandonar el albergue. Su vida en el albergue ha estado llena de matices, Hernández contó a Carta a los Padres, que un altercado con un extranjero casi le cuesta la vida. Sucedió en la misma cocina del refugio, por lo que considera que la seguridad interna en el refugio debería ser evaluada, pues no todas las personas son valoradas psicológicamente a la hora del ingresar al país, “pueden entrar tanto personas buenas como malas”, comentó.
Durante las últimas décadas, los católicos en Erfurt y Leipzig se han organizado espontáneamente para ayudar al prójimo. Ven con anhelo las actividades que realizan otras entidades donde existen grupos organizados por Zonas Pastorales y cuyas comunidades son un lugar de acogida y apoyo para el desarrollo integral de migrantes. Al finalizar concluyen que la feligresía está dispuesta a seguir colaborando, que la necesidad existe y que la comunidad hispana desea contar, no solo con jornadas de formación, sino también con servicios religiosos en lengua materna. ¡La fe en el este de Alemania está viva!
Nardi Guerrero
Periodista.