“Id e invitad a todos al banquete” (cf. Mt 22,9). Esta frase es la que el Papa ha elegido como lema para el Domund del año 2024. Y es un lema precioso para entender, por un lado, la vocación cristiana al apostolado, a la misión.
Es el banquete de fraternidad, donde todos cabemos, llamados a compartir la vida, la fe, y la esperanza en un banquete definitivo que Dios promete a todos sus hijos. La primera invitación la hemos hecho ya. No la aceptan la mayoría. Jesús sigue enviándonos a invitar a todos, todos, todos. Nos insiste en salir, en llegar a los que menos cuentan: enfermos, ancianos, a los que se sienten solos; invitar a los que han venido de fuera, migrantes.
¿Cuál es mi actitud ahora? A mí, bautizado, se dirige el mandato, como discípulo misionero de Jesucristo. Te lo recuerda el sínodo de la sinodalidad, En Evangelium Gaudium (La alegría del evangelio), el Papa. Supera la rutina, la apatía, la desilusión, la soledad: sal al camino. Él caminará a tu lado, no irás solo. Mejor si vas de dos en dos.
Invitar hoy al encuentro con Cristo, con su comunidad cristiana es una gran ocasión para muchos. Invita a escuchar y acoger en el corazón la Palabra, a tiempo y a destiempo, con normalidad, con soltura; de forma cercana, atractiva, no sólo dentro de la Iglesia, en cualquier encuentro con personas; una palabra que dé sabor a la vida. No grandes dogmas, mejor compartiendo hermosas experiencias.
El mejor regalo que puedes hacer a alguien es ponerle en contacto con Jesús. A través tuyo se hace presente el amor de Dios. No te das tu. Se da Dios a través tuyo. Usa las medicaciones: retiros, actividades alegres y acogedoras de la comunidad, atrae a Cristo a hermanos necesitados de amor, de sentido, de vida plena. Prepara bien las eucaristías: Cristo se nos da en su Palabra, se hace presente sacramentalmente en su Cuerpo y Sangre, en su comunidad. Una buena acogida, bellos cantos, hermosa ambientación facilita al corazón el encuentro. Recoge la esperanza -la que no defrauda- de tu corazón. Déjala aflorar. Esperanza en el éxito de la misión de Jesús, del Espíritu, de la Iglesia. Esta esperanza va humanizando, invita a conocer, a sentir, acoger el amor de Dios, a sembrarlo en el corazón para que florezca, para que brote en gestos de escucha, de compartir, de solidaridad.
El Instituto Español de Misiones Extranjeras, IEME. Somos una Asociación clerical de ámbito nacional, para la misión. Sacerdotes procedentes de distintas diócesis asociados para salir a otros países a misionar. Nacida en 1920 por iniciativa del papa Benedicto XV, en el seminario nacional de misiones de Burgos. Actualmente con sede en Madrid.
Las notas esenciales que nos definen son: A) La diocesaneidad, pertenencia al clero secular de España con inserción en dos iglesias locales, la de origen y la de destino en la misión. B) La plena dedicación a la actividad misionera de la Iglesia, concretada en la misión donde Cristo y el evangelio no son suficientemente conocidos. C) Laasociación mutua para que los miembros, viviendo la fraternidad apostólica, realicen mejor la común vocación misionera. Presentes en 12 países de Asia, África y América. Colaboramos en la animación misionera en seminarios y en la Iglesia española. Web: ieme.es

Antonio Fernández Rodríguez[1]
[1] Sacerdote de la diócesis de C. Real, misionero en R. Dominicana. Responsable de Formación del IEME y de Animación Misionera