Testimonio de dos jóvenes
Dios nos regaló unas Pascuas inolvidables. Al principio, siendo sinceras, no queríamos separarnos de nuestra comunidad de fe en Marburg, especialmente durante estos días tan significativos. Sin embargo, lo que Dios nos tenía preparado fue una experiencia sumamente grata y transformadora. Desde que salimos rumbo a Dortmund, sentimos cómo Él iba preparando nuestros corazones. Junto a Rafa, íbamos los tres en el bus entre comidas, cantos y oraciones, anticipando la bendición que nos esperaba.

Al llegar a Dortmund, además de los misioneros itinerantes, la comunidad local nos recibió con mucho amor y un cálido abrazo de bienvenida. De inmediato nos sentimos como en casa y con el corazón alegre nos dispusimos a iniciar las actividades.

El primer día comenzamos con la misa del Jueves Santo. Fue un momento lleno de emoción, donde conocimos a la comunidad de Dortmund. Su amabilidad y cercanía nos hicieron sentir más servidas que servidoras. Cada gesto reflejaba el amor de Jesús: la entrega, el servicio y el deseo sincero de buscar a Dios. Allí conocimos a nuestra querida Esther, quien con mucho amor nos acogió en su casa como si fuéramos sus hijas. Entre pláticas, cariño y risas, Esther se convirtió en alguien muy especial para nosotras. Te queremos mucho, Esther.

El Viernes Santo participamos en la Vigilia y la Liturgia de la Pasión del Señor, acompañadas de un vía crucis. Fue un tiempo profundo de reflexión y silencio, donde cada momento lo vivimos tanto con la comunidad como en nuestra propia espiritualidad. El Sábado tuvimos un retiro de gran profundidad espiritual dirigido por el Padre José Luis Castillo, y además tuvimos la hermosa aventura de ayudar al Padre Jorge Blanco, párroco de la Comunidad, a preparar la misa de Pascua. Por primera vez fuimos monaguillas y aprendimos a leer el “Petete”, lo que nos llenó de alegría y entusiasmo.

Lo que nos unió a todos en este encuentro fue el anhelo común de buscar al Señor. A partir de ello, pudimos compartir experiencias, reflexionar juntos y plantearnos bellos proyectos futuros, de la mano de esta comunidad, siempre con Cristo en el centro. Durante todo este tiempo sentimos la compañía de nuestra hermosa Madre, la Virgen María, quien nos acompañó y guió en cada momento.

Finalmente, el Domingo celebramos la misa de Pascua, viviendo la noticia más bella: Cristo Resucitado. Compartimos la alegría de esta gran noticia con toda la comunidad, incluyendo a los jóvenes, quienes reflejaban un gran fuego del Espíritu Santo. Fue un tiempo lleno de aprendizaje, encuentro humano y espiritual, amor fraterno y esperanza.
Gracias, Dortmund, y gracias a la Misión Itinerante. Sabemos que esta experiencia fue solo el inicio de un camino de misión, conexión y unidad en Él.

Jerly Vargas y Elda Berdeja
Equipo Itinerante de Evangelización (EIE)






