La relación de nuestra comunidad de lengua española en Wiesbaden con la comunidad alemana ha existido desde siempre. Pero se intensificó con mi antecesor, el padre Stephan Gras. Él consiguió que nuestra comunidad hispana fuera tenida en cuenta en la comunidad alemana de Dreifaltigkeit (dónde estamos acogidos). El trabajo del Padre Stephan fue importantísimo. Esa relación se ha ido profundizando. Se trata, no solo de cumplir una serie de normas, sino más bien, de unas actitudes de entendimiento y respeto mutuo que van forjando la relación. Nos consideramos parte de la parroquia alemana y ellos nos consideran parte integrante de ellos. Fruto del trabajo de toda la comunidad y, en especial, de nuestra representante en el consejo de Dreifaltikeit hemos ido labrando una relación firme basada en:
1.- Las celebraciones: hemos aumentado el número de celebraciones conjuntas bilingües donde, además, hemos cuidado el tema de la música y de la participación.
2.- Fiestas: Tanto la comunidad hispana como la alemana realiza actividades lúdicas. Participamos en las fiestas y mercadillos alemanes y ellos de las nuestras. Han mostrado gran interés en ser informados para poder participar en todo lo que hacemos. Hitos de esa relación son el Carnaval o el Café Coroatà.
3.- Reuniones del consejo: nuestra representante en el consejo ha logrado crear un clima de confianza y respeto mutuo y eso nos ha abierto a la posibilidad de hablar con franqueza de nuestras necesidades. La comunidad alemana está siempre receptiva y dispuesta a ayudarnos.
4.- Locales: Nuestra Comunidad hispana en Wiesbaden dispone de unos locales muy pequeños y que no permiten la realización de nuestras actividades. La comunidad alemana no solo nos presta sus locales, sino que considera que son tan nuestros como suyos. En la última reunión del consejo nos dijeron que no teníamos que pedir permiso, teníamos que informar para no hacer coincidir las actividades pero que los locales eran también nuestros.
Cuando se habla de que las Misiones han de servir para la integración y que no se han de convertir en guetos idiomáticos, estamos todos de acuerdo. Para que esto sea así, es necesario que haya una comunidad alemana en la que integrarse y que, esa comunidad quiera acoger a otra comunidad extranjera. En nuestro caso eso ha sido así. Nos sentimos muy cómodos y muy bien acogidos en donde estamos. Si integración significa unir, entrelazar partes para que formen un todo, entonces eso se está cumpliendo. No desde la disolución, desde el respeto de las diferentes idiosincrasias, se puede realizar esa labor de unidad eclesial. Ciertamente que la comunidad de Wiesbaden no puede ser tomada como modelo para otras Misiones con realidades muy diferentes. Somos una comunidad mediana con una historia muy determinada. Pero nos enorgullecemos de estar siguiendo una línea de trabajo que une y que fortalece nuestra fe.
P. Ferrán Jarabo
Wiesbaden